Sistema Linfático
La sangre y la linfa van por vías distintas: la sangre recorre el aparato circulatorio y la linfa atraviesa el sistema linfático, el cual se forma por capilares, vasos, troncos y ganglios linfáticos.
Los capilares linfáticos son muy finos y cuando se dilatan forman los sacos linfáticos. Los vasos linfáticos surgen de la unión de varios capilares, y son parecidos a las venas pero incoloros y con pequeñas compresiones como si fueran cadenas.
Los troncos linfáticos son dos anchos y grandes conductos que se llaman canal torácico y gran vena linfática.
Los ganglios linfáticos son entre 400 y 600 abultamientos que se están en los vasos linfáticos, y mayormente suelen agruparse en las axilas, el cuello, cerca de las vísceras y el ano.
Funcionamiento
El sistema linfático agarra la linfa que sale de las paredes de los capilares sanguíneos, absorbe las grasas del intestino para que entren en el torrente sanguíneo y producen linfocitos en los ganglios linfáticos con el fin de defender el organismo.
A diferencia del trayecto que realiza la sangre, la linfa no completa un circuito sino que se desplaza desde sus zonas de origen hasta las proximidades del corazón. Dentro del cuerpo, circulan cerca de 14 litros de líquido (plasma sanguíneo y linfa) con el objetivo de bañar entre 10.000 y 15.000 billones de células.